La entrevista profesional de ventas: El acuerdo con
el cliente
Cuando conocemos las necesidades del entrevistado podemos presentarle
adecuadamente nuestros servicios y llegar a un acuerdo con él
Por Edgardo Frigo
Ya conocemos, por los pasos previos, qué necesita la persona a quien estamos
entrevistando. Nosotros podemos cubrir sus necesidades, para lo cual debemos
presentarle nuestro servicio. ¿Cuál es la forma más sensata de hacerlo?
Como previamente hemos averiguado qué necesita esa persona, sólo tenemos que
presentar las características y beneficios de nuestro servicio que él
demanda.
Ya hemos hablado de la diferencia entre características, beneficios y
prioridades. Seguramente el servicio que queremos proponer tiene muchas
características. Como nuestro tiempo de entrevista es limitado, para la
PRESENTACIÓN DEL SERVICIO sólo describiremos las cualidades que le interesan
a esta persona en particular. Y las relacionaremos con los beneficios que él
desea recibir.
Con frecuencia, aquí es útil recurrir a la VISUALIZACIÓN: “A usted le gusta
pescar en lugares tranquilos. Fíjese en estas fotos de nuestras cabañas a
orillas de este hermoso lago. Imagínese allí a comienzos de la primavera,
con toda la zona repleta de flores. No se oyen ruidos a kilómetros a la
redonda. Sólo se escucha el río que corre y los pájaros que trinan y usted
está allí, pescando truchas de tres kilos...”
AGREGANDO VALOR
Una vez que averiguamos lo que necesita esa persona, podemos agregar
valor de muchos modos distintos a:
-- Nosotros mismos como profesionales
-- El servicio que vendemos
-- Nuestra empresa
Todos queremos comprar buenos servicios, a buenas empresas y a profesionales
competentes que entienden bien lo que necesitamos. Nuestro potencial
cliente, al terminar la reunión –acepte o no nuestra propuesta– debe
quedarse con la sensación de que se le ha presentado un buen servicio,
adaptado precisamente a lo que él necesita, ofrecido por un profesional
competente (y que pertenece a una buena empresa, si corresponde).
Si el cliente no está convencido del valor del servicio propuesto, de la
experiencia de la empresa en resolver precisamente la clase de problemas que
él tiene o de nuestra competencia profesional, esto deteriora fuertemente la
posibilidad de concretar la venta.
TRATAMIENTO DE OBJECIONES
Una objeción es un motivo que el cliente expone para no aceptar nuestra
oferta.
Y aunque a veces tendemos a minimizarlas o a sentirnos disgustados por
ellas, en realidad las objeciones son un indicio de interés por parte del
cliente. Quien no tiene el menor interés por nuestra oferta, asiente todo el
tiempo con la cabeza y al terminar la entrevista nos dice “quédese
tranquilo, lo vamos a llamar.”
Las objeciones también nos dicen más sobre los deseos y necesidades del
cliente. Si esta persona nos dice que “es muy caro”, esto nos da pie para
averiguar qué presupuesto tiene para esta compra: ¿Cuánto espera gastar?
¿Porqué? Etcétera.
Lo más importante es esto: ninguna objeción debe ser ignorada ni minimizada.
Todas son fuente de información valiosa.
Frente a la objeción, el primer paso es mostrar comprensión, y dejar hablar
al cliente hasta que termine. Nosotros lo comprendemos y compartimos su
preocupación. “Si, es cierto; esto quizás es más de lo que usted pensaba
gastar”.
Luego, hay que preguntar para comprender la verdadera naturaleza de la
objeción. A veces el motivo presentado en realidad es una excusa para no
exponer la verdadera objeción a la compra. Y luego de comprender la
verdadera objeción, debemos presentar argumentos, mencionando los beneficios
asociados con la objeción. “Este paquete turístico es algo más caro que el
que usted menciona. Pero vale la pena tener en cuenta que le brinda dos días
más disfrutando en el destino”.
En algunos casos la objeción es justa, clara e irrebatible y no vale la pena
continuar con el proceso, por ejemplo porque el potencial cliente no puede
pagar lo que vale nuestro servicio. Pero tanto sea de un modo como de otro,
nunca debemos polemizar con el cliente. Quizás podamos “ganar” la discusión.
Pero perderemos la venta.
EL ACUERDO
Luego de conocer las necesidades del cliente, de presentarle un servicio
útil y valioso para satisfacerlas y de resolver sus objeciones, debemos
acordar con él la compra y obtener su compromiso de pago. Podemos preguntar
directamente si la persona está de acuerdo con la compra. También podemos
realizar el siguiente paso de modo manifiesto para el cliente (por ejemplo
comenzar a llenar la solicitud de compra), o preguntar sobre temas de menor
importancia que impliquen su aceptación de la compra (“¿Le parece bien que
comencemos el proyecto el martes?”).
Si el cliente presenta nuevas objeciones, volveremos a
usar la técnica para resolverlas.
Cuando proponemos un acuerdo de venta de modo
apropiado, nuestro cliente lo acepta de modo natural, y sin dudas sobre el
trato propuesto.
El
autor, Prof. Edgardo Frigo, consultor especialista en gerencia de
Seguridad,
preside
el Foro Latinoamericano de Seguridad.
Vea
sus antecedentes en www.forodeseguridad.com/frigo.htm