Cómo trabajan los
delincuentes: Los narcos mexicanos copian a
la mafia italiana
Los
delincuentes, además de traficar drogas, también extorsionan,
cobran por "protección" y manejan las
transacciones inmobiliarias
Por Mark Stevenson
CIUDAD HIDALGO,
México. Agencia AP. Los comerciantes de esta localidad montañosa llena
de pinos casi recitan de memoria la lista de pagos por concepto de
"protección" que deben hacer al cartel de las drogas de La
Familia para seguir operando: ocho dólares mensuales por un puesto en
un mercado callejero, 2400 por una concesionaria de automóviles o una
firma proveedora de materiales para la construcción.
Cómo
trabajan los carteles de la droga
Los carteles de la droga se han convertido en verdaderas mafias que
extorsionan, cobran tarifas a cambio de protección y trafican de todo,
desde personas hasta películas piratas en DVD.
La cocaína ya no genera tantas ganancias y resulta cada vez más
difícil burlar a las autoridades de México y Estados Unidos, por lo
que los narcotraficantes se han volcado a otras actividades, incluidas
algunas que son relativamente más sencillas y redituables que las
drogas.
Si uno no paga su "protección" a los narcos, sufre una
paliza. Los reincidentes pueden perder la vida. "Si está La
Familia... te llegan y te golpean. Cada día llegan los madreados
[golpeados] al hospital", comenta el mecánico Jesús Hernández.
El presidente mexicano lanzó una campaña feroz contra el
narcotráfico, en la que ya han muerto miles de personas y que
convirtió a localidades tranquilas, como Ciudad Hidalgo, en campos de
batalla.
La
inserción de las bandas de delincuentes en la sociedad mexicana
Las bandas de
delincuentes se están insertando ahora en la sociedad mexicana como
nunca antes, lo que hace que resulte más complicado combatirlas.
Manejan empresas, generan empleos y ofrecen servicios sociales en
sitios donde el gobierno no se hace presente.
"Hoy los narcos tienen grandes empresas, son personas
preparadas, profesionales", expresó
la legisladora Yudit del Rincón, de Sinaloa, estado controlado desde
hace tiempo por el cartel del mismo nombre. "Son empresarios del
año. Incluso encabezan causas sociales y fundaciones de ayuda, para
camuflarse y esconderse en una imagen de buen ciudadano, de buen
empresario, y desafortunadamente, también de político."
Las autoridades no habían hecho mucho por frenar esta expansión
hasta ahora, y las medidas que se están tomando no han dado
demasiados resultados todavía.
En Arteaga, ciudad de Michoacán, el capo de La Familia, Servando
Gómez Martínez, es venerado porque ayuda a la gente con alimentos,
ropa y hasta atención médica. "Tiene la fama de un hombre que
ayuda a la gente. Es un hombre de campo como nosotros, que usa
guaraches [sandalias campesinas de cuero]",
expresó un campesino, apuntando con su mano hacia sus propias
sandalias.
"Esto es como Chicago cuando Al Capone manejaba todo",
comentó un agente estadounidense que no dio su nombre porque no
estaba autorizado a hablar del tema. "Controlan todo, desde los
lustrabotas hasta los choferes de taxis."
El tráfico de bienes pirateados y de otros artículos contrabandeados
estaba en manos de bandas pequeñas, organizaciones familiares o de
barrio. Eso cambió en los últimos años, período en el que aumentó
la represión al narcotráfico y disminuyeron los ingresos de la
cocaína.
Las bandas de narcotraficantes respondieron creando un mercado interno
para la droga y repartiéndose el territorio, usando estructuras casi
corporativas y la violencia para controlar otras actividades
ilícitas.
La
forma de operar de los delincuentes
Las autoridades dicen que su forma de operar,
que incluye el cobro de "impuestos", se parece mucho a la de la mafia
italiana. "Adoptan modelos empresariales como si fuesen compañías con
concesionarias, excepto que apelan a la violencia", dice un
informe de la policía federal.
En la actualidad, los narcos se llevan una
tajada de casi todas las transacciones realizadas en ciertos sectores.
Javier, propietario de un pequeño negocio de videos en Ciudad
Hidalgo, estaba tan molesto con el control que ejerce La Familia sobre
la ciudad que decidió vender su casa y envió a sus dos hijas a otro
estado.
"Vivimos con tanto miedo que tuve que mandar mis hijas a vivir a
Jalisco", expresó. Su negocio se vino abajo ante la competencia de
los vendedores callejeros de DVD pirateados por La Familia. Dice que
quiere vender la casa e irse también, pero no puede.
"Poner un cartel de «Se vende» es como enviarles una
invitación", manifestó Javier, quien no dio su nombre completo. "Es
como llamarlos para que vengan y decirles, «Miren: la casa vale
tanto, dame un 20%»."
Este artículo de Mark Stevenson, de la
Agencia AP, fue tomado de "La Nacion", www.lanacion.com.ar
. Gracias!