La
seguridad de Barack Obama
Escudos
humanos y un Cadillac de titanio son parte del
costoso dispositivo de seguridad dispuesto por el Servicio Secreto
para proteger a Obama
https://www.forodeseguridad.com/artic/miscel/6075.htm
Por
Guido Olimpio
WASHINGTON.- "El Renegado" es una presa muy codiciada, y por lo tanto
necesita protección extraordinaria. Y no está dicho que eso sea
suficiente. "El Renegado" es el nombre en clave utilizado durante la
campaña presidencial por el Servicio Secreto, oficina encargada de velar
por la seguridad de candidatos y presidentes, para referirse a Barack
Obama. Clientes difíciles de proteger, pues el contacto directo con sus
partidarios es como un imán para cada loco suelto que anda dando vueltas
por Estados Unidos.
Desde el primer día de la campaña electoral, el dispositivo destinado a
garantizar la seguridad de Obama fue "presidencial", pues era el mismo
reservado a George W. Bush. Por su lado, Hillary Clinton y John McCain
debieron conformarse con un número bastante inferior de ángeles
guardianes. Un esfuerzo que en los primeros meses ya les había costado
110 millones de dólares.
Como primera medida, el Servicio Secreto reforzó eso que llama "la
burbuja", una serie de círculos concéntricos de defensa. El primero
es el círculo interior más cercano. Si el nuevo presidente se acerca a
la multitud, seis agentes forman un "diamante" para rodearlo. Los dos de
adelante escrutan las manos extendidas de la gente, dos más van a los
lados y otros dos le cubren las espaldas. Otros agente ubicados a mayor
distancia rastrillan con la vista el "campo", o lugar donde se realiza
el evento, sin perder contacto con los tiradores apostados y los vigías
armados de poderosos binoculares.
Si el auto de Obama queda atascado entre el gentío, le abre paso la
policía local, seguida por gigantescas 4x4. La primera camioneta va
ocupada por un grupo de hombres fuertemente armados, que por lo general
dejan la puerta posterior abierta para poder actuar de inmediato en caso
de riesgo. Cuando Obama asuma el cargo, se agregarán al cortejo un
vehículo de comunicaciones y otro preparado para enfrentar ataques no
convencionales. El convoy en su conjunto formará, de hecho, una burbuja
móvil destinada a la defensa del Cadillac Uno, un mastodóntico modelo
DTS 2006.
Su coraza de titanio, acero, aluminio y cerámica resiste no sólo ataques
con ametralladoras sino también de lanzagranadas.
Para engañar a eventuales atacantes, el Servicio Secreto puede usar
varios iguales en un mismo convoy. Ni bien se puede, el vehículo que
lleva a Obama se introduce en el garaje del edificio donde lo esperan,
de modo de ofrecer menos oportunidades a un eventual asesino. Aunque
invisibles, las tareas de inteligencia e investigación previas son
determinantes, especialmente en estos tiempos.
Los federales temen a los terroristas de Al-Qaeda, pero más miedo tienen
de los neonazis, de los extremistas blancos y de algo peor aún: los
cuentapropistas, esos lobos solitarios que declaran la guerra al estado
y creen poder destruirlo eliminando al comandante en jefe.
500 amenazas
Durante la campaña, el FBI examinó más de 500 amenazas de muerte contra
Obama, 100 de las cuales tenían motivaciones raciales. En dos ocasiones
se llegó al arresto de algunos sospechosos, ambiciosos pero
afortunadamente de escasos recursos, que soñaban con asesinar al
entonces candidato.
Las autoridades desestimaron la seriedad de las amenazas, pero de todos
modos anticipan algo que podría suceder. Por lo tanto, las fuerzas de
seguridad han comenzado ya hace un tiempo a infiltrarse en los grupos
más radicalizados con la esperanza de interceptar a tiempo información
sobre posibles atentados.
También están bajo vigilancia las asociaciones extremistas fanáticas de
las armas: la última semana, explotaron las ventas de armas por el temor
a que el nuevo presidente imponga restricciones a su tenencia y
portación. Y en un país donde ya circulan más de 200 millones de armas
de fuego de todo tipo (desde revólveres hasta fusiles Kalashnikov), no
es tema de risa.
Cuando Obama reciba las llaves de la Casa Blanca, para los 007 será más
fácil protegerlo, pero por ahora deben arreglárselas. Cada vez que Obama
sale de su casa para ir a su oficina en el centro de Chicago, los
agentes tienen doble trabajo. Si el senador quiere regalarse un partido
de básquet con sus amigos, habrá controles estrictos y rastrillaje del
gimnasio, desde la cancha hasta las duchas.
Pero los mayores esfuerzos de seguridad se
concentran sobre su residencia de Hyde Park Boulevard, en Chicago, una
casa rodeada de mansiones y a pocos metros de la sinagoga más antigua de
la ciudad, en una zona muy transitada. Desde ayer se cerraron algunos
tramos de calle y se instalaron puestos de control, barreras contra
ataques suicidas y cámaras de vigilancia.
El Servicio Secreto y la policía han puesto en funcionamiento el
"filtro", una red destinada a reducir al mínimo el tránsito frente a la
vivienda y verificar los antecedentes de los habitantes de la zona.
Dieron vuelta el área como una media en busca de cualquier elemento
sospechoso. Por ahora, el único que puede acercarse hasta la puerta de
Obama es el cartero.
Este artículo de autoría de
Guido Olimpio, del Corriere
della Sera, que ha sito traducido por Jaime
Arrambide, fue tomado del
sitio Web de La Nacion,
www.lanacion.com . Gracias Guido, Jaime y Colegas de La Nacion!.