La
Argentina, el Japón y el remero
Humor
deportivo: Una historia
(¿ficticia?) aplicable en varios países
En 2012 se celebró
una competencia de remo entre dos equipos, uno compuesto por
trabajadores de una empresa argentina y otro por sus colegas de una
empresa japonesa.
Apenas fue dada la orden
de partida, los remeros japoneses comenzaron a destacarse.
Llegaron rápidamente a la meta. El equipo argentino llegó una hora
después.
De regreso a Argentina, la
Dirección de la empresa se reunió para analizar las causas del
desconcertante e imprevisto resultado. Se llegó a esta conclusión:
En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros, mientras
que en el argentino había un remero y diez jefes de equipo.
Se decidió entonces adoptar las medidas pertinentes para el año
siguiente.
En 2013, ya desde
la primera remada el equipo japonés volvió a adelantarse. El equipo
argentino esta vez llegó dos horas después.
La Dirección volvió a
reunirse luego del nuevo revés, y tras estudiar lo acontecido comprobó
que:
En el equipo japonés había un jefe de equipo
y diez remeros, mientras que en el argentino, luego del intenso
estudio realizado el año anterior, estaba compuesto por un jefe de
equipo, dos asesores de gerencia, siete jefes de sección y un remero.
Tras un minucioso análisis se llegó a una conclusión unánime: el
remero es un incompetente.
En el año 2014 el
equipo japonés escapó desde la salida. La tripulación argentina, cuya
composición había sido encomendada al Departamento de Nuevas
Tecnologías, esta vez llegó tres horas más tarde.
Para tomar el toro por las
astas y ganar en el 2015, se llevó a cabo una reunión en el salón VIP
del piso 28, esta vez con todo el staff con presencia obligatoria y se
concluyó que:
Posiblemente para desconcertar, esta vez el equipo japonés optó por la
formación original de un jefe de equipo y diez remeros.
El equipo argentino, que había sido conformado según el informe
final de una afamada consultora con casa central en Nueva York,
prefirió una formación vanguardista integrada por un jefe de equipo,
dos auditores de la afamada consultora, un asesor de downsizing, un
asesor de calidad total, un experto en ISO 9001 y tres controllers
administrativos, que no quitaban el ojo al único
remero a quien ya habían amonestado y castigado quitándole todos los
premios e incentivos por el fracaso del año anterior.
Luego de varios días de
reuniones realizadas en un famoso “resort”, se concluyó que debía
recurrirse a la contratación de un nuevo remero,
pero a través de un contrato de outsourcing para no tener que lidiar
con el sindicato y no estar atados a convenios laborales que
esclerosan la eficiencia y degradan la productividad.
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