El fraude y las crisis
financieras
Una crisis financiera brinda un contexto favorable para la comisión de
delitos de fraude
Por Walter Larriva
Las conductas fraudulentas
son inherentes al ser humano, estas conductas tienden a racionalizar
determinadas circunstancias dentro de un contexto favorable. Una crisis
financiera, de envergadura como la que esta atravesando el mundo es un
contexto altamente favorable para la comisión de este tipo de delitos.
Por ejemplo los aumentos en el índice de desempleo y la existencia de
una economía informal importante pueden impactar de lleno en el
presupuesto de la hacienda pública a partir de esquemas de emisión de
facturas falsas para desgravar servicios que no se han ejecutado. Esta
hipótesis ya esta siendo evaluada por fiscales de delitos económicos en
Europa, quienes entienden que la única herramienta que les permitirá
mitigar el impacto de estas maniobras es la de la Prevención del Delito.
En el ámbito de las empresas, la reducción de puestos de trabajo puede
traer aparejado un desbalanceo en los controles que las compañías tenían
implementado, provocando esta circunstancia un riesgo evidente para que
sucedan fraudes u otro tipo de delitos corporativos.
La pérdida o la percepción de la pérdida del empleo y la reducción de la
actividad económica, en ocasiones animan a los individuos a buscar el
aseguramiento de sus ingresos a partir de conductas irregulares o
socialmente reprochables.
Bajo estas circunstancias las hipótesis de Fraude recrudecen a lo largo
y ancho de la empresa por Ej.; retornos en operaciones financieras o de
cambio de monedas, sustracción de mercaderías dentro de la empresa,
ajustes inapropiados al stock, aumentos de siniestralidad (auto robo) en
el transporte de bienes de cambio, contrataciones de servicios
inexistentes o con sobreprecios, apropiación indebida de cobranzas, etc.
La razón principal para que esto suceda es la percepción negativa de las
personas respecto a su futuro, la probabilidad incierta de mantener sus
ingresos y las debilidades estructurales en los sistemas de disuasión y
prevención de fraudes.
Otra de las características que se han observado durante las crisis
relacionadas con los hechos de fraude, tienen que ver con la estrategia
y el riesgo que asume quien las lleva adelante. En períodos de crisis
severas se observan maniobras de fraude en la cual el perpetrador asume
muchos mas riesgos que los habituales y descuida el modo de llevar
adelante el delito.
En este contexto, el cuarto elemento que conforma el cuadrado del
Fraude, la inteligencia, no siempre esta presente.
La experiencia profesional demuestra que los fraudes aumentan
cuantitativamente durante las épocas de crisis, y su visualización se
manifiesta entre los 18 o 24 meses posteriores al final de la misma, una
vez que se recupera la capacidad de análisis y control por parte de las
compañías.
Bajo estas circunstancias las compañías deben
implementar en forma profesionalizada procedimientos disuasivos y
preventivos antifraude que sirvan como una clara señal emitida por
la alta gerencia, para tratar de neutralizar las amenazas que las crisis
traen aparejadas y paralelamente recuperar rentabilidad neta, ya que por
lo general al identificarse esquemas de fraude, automáticamente se
eliminan los costos ocultos que se venían generando y aumenta el
resultado de la última línea.
Walter Larriva es
consultor experto en Análisis de Riesgos y
Prevención de Fraudes.
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